Amor digital o amor de barra, ¿con cuál te quedas?
No hace falta llevar a cabo un estudio para percibir que las interacciones sociales y la comunicación interpersonal han cambiado con la introducción y dominio de las nuevas tecnologías y las redes sociales. En lugar de llamarnos al teléfono fijo nos escribimos un whatsapp. Este proceso está afectando, a todos los niveles, a la forma en que nos relacionamos con los demás. Y si hablamos de relaciones, tenemos que tener en cuenta todos los tipos. Porque las descargas de las app para conocer gente y ligar van en aumento cada día, siendo España uno de los países europeos donde más se usan las aplicaciones tipo Tinder, Badoo, Happn o Grindr. ¿No te suenan? Pregunta a los millennials.
En una sociedad cada vez más globalizada pero individualista y con un ritmo de vida cada vez más acelerado, muchos han sustituido el “¿estudias o trabajas?” por los software de móvil. Dejando a un lado los sitios de pago donde se encuentra a “la pareja ideal”, las app gratuitas tienen millones de descargas en todo el mundo. Cierto porcentaje de la población las considera un mercado de la carne, un escaparate donde escoger “premio” entre las fotos que el móvil nos pone delante. Tengamos una opinión u otra, es innegable que el paradigma de las relaciones ha cambiado y continua haciéndolo.
En la comunicación en estas aplicaciones manda la imagen. Es el reclamo más fuerte, además del primero, para los usuarios que buscan conocer gente, ya sea de su mismo sexo o de sexo contrario. Pero la interpretación de esa imagen va mucho más allá de si tiene una cara bonita o un cuerpo de gimnasio. Según Jessica Carbino, socióloga dentro de la app más recurrida (Tinder para los inexpertos), en las fotos los usuarios buscan marcadores de diferentes tipos. De una pose o la forma de vestir pueden deducir el estatus socioeconómico, si serán simpáticos, algunos de sus gustos… Así, los jóvenes de entre 20 y 35 años, los más comunes en este tipo de aplicaciones, no juzgan solamente el físico, sino también los atributos de esa persona.
En otro sentido, las app dan una mayor autonomía y amplían el abanico a la hora de conocer a nuevas personas. Los solteros no se ven limitados por el colegio, el trabajo, el barrio, etc… sino que, el alcance global de internet, hace posible que puedan conectar con cualquier persona de cualquier lugar. A pesar de ello, estos software suelen llevar geolocalización para vincular a quienes viven o están más cerca los unos de los otros. ¿Útil? Sin duda. Pero también peligroso, ya que estaremos indicando a cientos (o miles de desconocidos) nuestra ubicación. Por ello continúa siendo importante controlar el caudal de datos que filtramos a internet y cómo son usados.
En última instancia, nos encontramos con uno de los mayores problemas que tiene la policía a la hora de perseguir ciberdelitos: el anonimato. Las app para conocer gente se basan en perfiles públicos que puede consultar cualquiera de los demás usuarios. Pero es evidente que no es posible estar completamente seguro de quién está detrás de esas imágenes. Robos de identidad o situaciones de acoso se pueden esconder detrás de la pantalla del móvil, ya que no es posible conocer a esas personas con las que se está manteniendo una conversación. Aunque el riesgo es real, según los datos aportados por el propio Tinder, el 80% de los registrados en usa la app para encontrar pareja estable.
Ante el éxito de estas aplicaciones en la construcción de nuevas formas de interacción, internet no calla. La última innovación por parte de un grupo de cómicos ha sido convertir Tinder en un superhéroe, cuyo poder puede ser usado para el bien o para el mal. Así ve la comunidad de internet esta herramienta. Para los más tradicionales siempre nos quedará baja al bar y conocer a esa persona especial.
Abigail Rodríguez
Social Media Strategist