El papel de los comunicadores de la ciencia
Al comenzar el año hablábamos de la importancia de cuidar los propósitos del comunicador y cómo mejorar la labor comunicativa. Hoy vamos más allá. En dirección a la comunicación especializada, concretamente, la comunicación científica. Una de las ramas de la comunicación que está experimentando un mayor crecimiento. ¿Es mera novedad o es que no le habíamos dado la importancia que requiere?
La visión de la ciencia y los científicos ha cambiado en las últimas décadas y sigue cambiando. Quienes antes estaban encerrados en esa tantas veces nombrada torre de marfil, ahora son algo más cercanos con la prensa e incluso, muchos de ellos, llevan a cabo la divulgación de sus propias investigaciones. Nos hemos dado cuenta de que si son importantes la comunicación corporativa y la comunicación institucional, ¿cómo no iba a serlo la de los centros de investigación? A raíz de esta premisa podemos entender dónde radica la importancia de la comunicación científica.
La encuesta de percepción social de la ciencia que realiza la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) cada dos años demuestra que los españoles se interesan por la rama científica, sobre todo por la medicina y la salud. A pesar de que es la salud, lo que nos afecta directamente, la materia que genera un mayor interés, las ciencias duras están por encima de temas como turismo, economía y medioambiente en el ranking del interés social que nos despiertan las noticias emitidas por los medios. En parte, esta es la causa de que los medios hayan ampliado paulatinamente el espacio que dedican a la ciencia y la divulgación, información que antes se veía relegada a la sección de sociedad o, en el caso de que hubiera noticias más relevantes, se eliminaba.
Nos interese o no, la investigación científica y médica también tiene cierto deber para con la sociedad. Además del hecho de la necesaria democratización del conocimiento, que ya no es exclusivo de una élite social, una gran parte de la ciencia en España se produce con dinero público. La sociedad tiene el derecho de conocer y entender qué se hace con el dinero de las arcas del gobierno en materia de investigación. El establecimiento de un flujo de información hace que los españoles entiendan que no se trata de un dinero gastado, sino que se está invirtiendo en su futuro. Dar a conocer las investigaciones en curso y sus aplicaciones directas genera una mayor corriente de simpatía por parte de los viandantes y conduce a un mayor apoyo popular. Así, iniciativas como “Sin ciencia no hay futuro” han recibido una gran acogida.
De esta forma, la imagen de la ciencia se ve reforzada. Se nos presenta como algo cercano y que podemos entender y apoyar. Pero, para que una comunicación científica sea efectiva, han de trabajar de la mano investigadores, periodistas y divulgadores.
Son los comunicadores los encargados de transformar el lenguaje técnico de la ciencia en textos comprensibles para todos los públicos. Una especie de mediador que, de la forma más certera posible, convierte tediosas fórmulas en conceptos clave de fácil comprensión. Así, con el respaldo de las entidades científicas, será posible informar de los hitos que se produzcan. Y dentro de la comunicación tenemos que diferenciar entre periodista y divulgador.
El periodista informa de los hechos de actualidad que tienen lugar y que son de interés general para la sociedad. El divulgador explica procesos o conceptos científicos, busca la transmisión del conocimiento. Ambas funciones pueden ser, como es lógico, desempeñadas por la misma persona, pero tendrán un objetivo distinto. Un ejemplo claro es el descubrimiento del Bosón de Higgs. Todos escuchamos el hito y fue la noticia científica del año, repetida en todos los medios de comunicación. Pero son pocas las personas que hoy entienden la física de partículas, por qué fue tan importante y de dónde ha salido esa partícula de Dios. Es ahí donde entra en juego la divulgación, la explicación de los conceptos. Tarea complicada en el caso de la física, rama que a más de uno nos trae de cabeza. Mejor no señalar…
En definitiva, la clave está en, como nos dice una compañera de Duomo, “comunicar lo que se hace”. Una eficaz comunicación de la ciencia, de forma cooperativa entre investigadores, médicos, expertos, etc… y los profesionales de la comunicación, sirve para promover el avance de la sociedad. Y el saber no ocupa lugar, ¿verdad?
Abigail Rodríguez
Social Media Strategist